Es increíble la cantidad de emociones que se pueden transmitir a través de una canción, te puede hacer viajar por el tiempo, al pasado o al futuro, te puede hacer amar u odiar a una persona, le exigimos a veces demasiado a las canciones, les pedimos que nos ayuden a recordar o a olvidar, algunas veces reímos con ellas, otras veces lloramos, en mi caso me gusta imaginar en qué situación se encontraba el autor cuando la escribió, si la escribió de golpe o se tardó algún tiempo, si además pensó en la música o eso vino después, también sé que algunos escribieron primero la música pensando quizá en alguna tonada y luego le pusieron la letra, lo que derivó en una fusión única.
Escuchamos canciones por la mañana, por la tarde, por la noche, en nuestra casa, en nuestro trabajo, disfrutamos los géneros y también nos identificamos con ellos, las canciones forman parte de nuestra personalidad, muchas veces influyen hasta en nuestra forma de hablar y de vestir, en algunos casos de nuestras aficiones y otros tantos nos orientan a una profesión, gracias a las canciones nuestra vida es mejor, bueno, al menos la mía.
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